Memoria

La singular morfología del solar, extremadamente largo  y estrecho unido a la gran dimensión de las piezas del programa, en especial las salas de congresos, lleva a unificar los dos solares iniciales  entendiéndolos como un espacio único  a integrar con la ciudad.

Los edificios de viviendas  frente  al solar del hotel   niegan la comunicación  con el mar.  La comprensión del lugar como un único plano  permite abrir el conjunto del edificio al mar y la bahía de Palma. La bahía de Palma, con la transformación del viario en bulevar y la ubicación del palacio de congresos como edificio público de cierre del paseo frente al mar, permitirá la recuperación de un espacio  tan singular de la ciudad  para su uso público y lúdico.

Continuando con la idea de integrar el edificio dentro del espacio público de la fachada marítima de la ciudad se plantea el acceso como un suave desvío del  recorrido  final del bulevar conduciendo hacia la zona central del solar del proyecto  que se construye como una gran plaza porticada  de 12 metros de altura  en cuyos extremos enfrentados se sitúan el palacio de congresos y el hotel.

El extremo oeste del solar, es el punto-mirador  que  forma directamente parte de la fachada marítima  de la ciudad.  En este extremo se sitúa la gran  sala de congresos  provocando  una volumetría singular,  a modo de  caracola. Todos los espacios de descanso, foyers, bar, sala vips,…… entorno a la misma se abren directamente  hacia las vistas a la bahía y la fachada de la ciudad.

En el extremo opuesto del solar y unidos por la gran plaza porticada se sitúa el hotel. Una edificación de nueve alturas  que se dispone en forma de V evitando las vistas frontales y potenciando las visuales lejanas, tanto hacia la bahía como hacia el bulevar y el Portixol

Con una voluntad de construir una puerta de entrada a la ciudad y a la vez de llevar el mar al edificio, en la cota 12 del edificio nace un paseo exterior elevado que cruza por encima del bulevar en dirección al mar. Este paseo  una vez cruzado el bulevar llega a una plataforma en la que se sitúa un restaurante con grandes terrazas y vistas a la bahía y fachada marítima de Palma. Desde esta plataforma arranca una pasarela que finaliza en un  muelle  a cinco metros de altura que a su vez se comunica con un embarcadero desde el que saldrán golondrinas y barcas para dar paseos por la bahía.

Este recorrido elevado nace desde una  planta  de servicios de congresos común  del  palacio y el hotel  pero a su vez, con la voluntad de convertirlo en un elemento singular  dentro del espacio público del paseo marítimo, es accesible desde la plaza cubierta entre los dos edificios  y desde la plaza junto a los molinos del Portixol.