Memoria

El proyecto nace a partir de una iniciativa de la parroquia de Santa Catalina Thomàs para cubrir un solar anexo a la iglesia, de su propiedad, y así dotar al barrio de un espacio para actividades deportivas y locales. Para financiar la operación se planteó la construcción de dos plantas de aparcamientos subterráneos.

El proyecto se desarrolla así en un solar entre medianeras que obliga, por sus medidas, a colocar en fachada el núcleo de accesos. El espacio se trabaja como un vacío definido por la fachada, la cubierta y las medianeras existentes. La fachada actúa como un filtro de luz y aire, un balcón al interior y un corredor exterior. La cubierta se resuelve con un planteamiento estructural que potencia la ligereza y consigue iluminar cenitalmente todo el conjunto.

Debajo de la gradas de madera, como un mueble adosado a una medianera, se sitúan los vestuarios. El piso de arriba, flota sobre la pista y se opone al lateral de la iglesia como si se tratara del coro de una de sus capillas. Aquí se sitúan los locales parroquiales, a los que se accede por la escalera, que cruza toda la fachada y es protagonista de la imagen urbana del edificio.